miércoles, 5 de junio de 2013

PAYASOS DE HOSPITAL. PUPACLOWN


            Los payasos iban despertando las sonrisas en los pasillos silenciosos, iluminaban con sus cuentos las caras pálidas de los niños enfermos y levantaban el ánimo de los padres entristecidos. La risa es terapéutica, demostraron.
            Una mañana, sin pedir permiso, el payaso más atrevido se colocó debajo de la cama de un niño que lloraba aterrado porque le iban a practicar una punción lumbar. Asomó su narizota roja y su ternura cómica, mostrándole al pequeño una cajita: “¡Mira, mira, cómo se esconde la araña! Ya verás, si estamos muy, muy quietos la vamos a engañar y seguro que se asomará”. El niño quedó expectante y no se movió más, por ello no sintió ningún dolor. A partir de aquel día, los médicos y las enfermeras reclamaron la presencia imprescindible de los Payasos de Hospital. Y de una labor de voluntariado, iniciada en 1998 y apuntalada en la pura generosidad, se pasó en el Hospital Virgen de la Arrixaca a la consolidación de un nuevo recurso sanitario. Como en Murcia, ocurrió en muchas otras ciudades.
            Así comenzó la función, pero eso no fue todo. De la misma imaginación creadora y solidaria nació un nuevo cuento: Érase una vez un niño ciego que veía los colores, una niña sorda que escuchaba las voces, un joven paralítico que tenía reservado el mejor lugar de la platea. Érase una vez un teatro destinado a la infancia, concebido, desde la primera piedra, para que al mismo puedan asistir, también, los niños enfermos y los que viven cualquier discapacidad. Un centro para disfrutar el teatro sin discriminación, desde la butaca, la silla de ruedas o la camilla, en el que los espectáculos son audiodescritos e interpretados en lengua de signos.
            Durante una larga travesía de siete años (desde el 2003 hasta el 2010), estos locos Payasos de Hospital hablaron con todos los amigos y profesionales a su alcance, recorrieron sedes institucionales y visitaron los despachos de empresarios y banqueros. Mucha ilusión y talento, montañas de tenacidad, fe en las posibilidades del proyecto y en la sensibilidad de la gente, alegría de vivir.
            El sueño se hizo realidad y se llama Centro Escénico Infantil y Juvenil “Pupaclown”. Es un edificio precioso, azul y rosa, que alberga un gran espacio dedicado a talleres y una espléndida sala semicircular con 300 sillas de colores bajo una cúpula tachonada de estrellas. No existen obstáculos ni escaleras, se accede mediante suaves rampas, todo está cuidado y pensado hasta el mínimo detalle. Está situado en el Barrio de San Basilio de la capital murciana y hasta el nombre de la calle le viene al pelo: Federico García Lorca.
            Allí se dejan el alma cada día, Pepa, Alfonso y otros estupendos actores y actrices profesionales, dirigidos por Juan Pedro Romera, a quien conozco hace una friolera de años (cuando inicié mi investigación en el teatro infantil), y cuya estela sigo desde entonces, porque su trabajo como dramaturgo, director de escena y actor destila calidad y revela un profundo respeto por los niños. “Pupaclown” ofrece una variada programación seis días a la semana, ahí es nada, en la que participan las mejores compañías de España y algunas extranjeras que se dedican a este público tan exigente como sincero.
            Hay mucha inteligencia, pasión e ideas originales. Han creado un Banco Solidario para que podamos regalar medios y entradas a niños sin recursos, diseñan divertidos programas de mano con lenguaje poético y han iniciado talleres integrales de artes escénicas para niños y niñas discapacitados visuales, auditivos, motóricos y sin discapacidad alguna, en los que ellos mismos inventan la historia, construyen la escenografía y vestuario, incorporan los medios audiovisuales y, finalmente, la interpretan en una representación pública. Dorothy Heathcote, sin duda, se conmovería al leer esto.
            Este Centro es un vigoroso árbol de emociones colectivas que regala equilibrio y felicidad. Esta primavera he hablado de ello con un colega catedrático de la Universidad de Murcia y hemos coincidido en las enormes posibilidades que ofrece para los profesores y los estudiantes de la Facultad de Educación en los campos de la docencia y de la investigación. Ojalá, no tardando mucho, se establezcan vínculos flexibles y creativos sumando las energías que, a pesar de los injustos recortes ministeriales, subsisten en el mundo de la educación y del arte en beneficio de los chavales y de todos nosotros.
            Lo más difícil ya está conseguido. ¡Ciao, teatro!, como diría Franco Passatore.
            Web: www.pupaclown.org    info@pupaclown.org  T. 968 93 23 11

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